Colombia se encuentra en la parte más al norte y hacia el occidente de Sudamérica, geográficamente hablando, con presencia de costas en el océano pacífico y también en el cálido Caribe.
Está dividida en 6 zonas naturales (Amazonia, andina, caribe, insular, Orinoquia y pacífica) de acuerdo a la diversidad de climas, ecosistemas y geografía, considerada uno de los países con más variedad de ecosistemas en el mundo.
También se encuentra dentro de los 19 países megadiversos del planeta, gracias a la gran variedad de biomas que podemos hallar como: páramo, selvas amazónicas, vegetación herbácea arbustiva de cerros amazónicos, bosques bajos y catingales amazónicos, sabanas llaneras, matorrales xerofíticos y desiertos, bosques aluviales, bosques húmedos tropicales, bosques de manglar, bosques y vegetación de pantano, las sabanas del Caribe, bosques andinos y bosques secos o subhúmedos tropicales.
Colombia cuenta con 37 de los 78 paramos del mundo, o sea el 47% de los páramos que existen en el mundo, a nivel del continente sudamericano sería el 62%. Puede sostener una gran cantidad y variedad de seres vivos. Convirtiéndose en una fábrica de agua que puede, además abastecer el consumo del preciado líquido del 70% de la población.
A pesar de que Colombia es un país de tamaño intermedio, cuenta con inventarios de plantas con entre 45.000 y 50.000 especies, que equivale aproximadamente al 10% o al 20% de especies de plantas a nivel mundial, ocupando el segundo lugar en el planeta. En comparación Brasil, el gigante sudamericano con una proporción 6.5 veces el tamaño de Colombia con 55.000 especies; y el caso de África al sur del Sahara con 30.000 especies de plantas.
Colombia es el país número 1 en variedades de orquídeas, su flor nacional a partir de noviembre de 1936, es precisamente una orquídea (Catleya trianae), también conocida como flor de mayo o lirio de mayo.
Sin embargo, este patrimonio natural enfrenta amenazas crecientes y multifacéticas. La deforestación, impulsada por la expansión agrícola, la ganadería extensiva y los cultivos ilícitos, fragmenta y destruye hábitats vitales. La minería ilegal contamina ecosistemas con sustancias tóxicas como el mercurio, y el cambio climático altera los patrones naturales, poniendo en riesgo la supervivencia de numerosas especies. A esto se suma la proliferación de especies invasoras que desplazan a la flora nativa, homogeneizando los paisajes y reduciendo la singularidad ecológica del país. La creciente lista de especies de plantas amenazadas es un claro indicador de la urgencia de la situación.
A pesar de estos desafíos, el legado de la Expedición Botánica de Mutis y el trabajo incansable de instituciones como el Instituto Humboldt, el Jardín Botánico de Bogotá y el Ministerio de Ambiente demuestran un compromiso continuo con el avance del conocimiento y la conservación. Los nuevos descubrimientos, aunque a veces revelan especies ya en peligro, refuerzan la necesidad de una acción decidida. La ciencia botánica está evolucionando de la mera catalogación a una activa administración y protección de la biodiversidad, reconociendo que la belleza de Colombia está intrínsecamente ligada a la salud de sus ecosistemas.
Teniendo como enmienda, que para cuidar las plantas nativas de Colombia, primero debemos conocerlas y luego, gestionar las acciones y recursos encaminadas hacia la protección y para la conservación.
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